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El regreso de las caricaturas de los 90: ¿son una mejor opción para los niños?

Una nueva tendencia ha aparecido entre los padres que prefieren que sus hijos vean caricaturas de las décadas de los 80 y 90 en lugar de las actuales, pues consideran a éstas algo “sobreestimulantes”.

El regreso de las caricaturas de los 90: ¿son una mejor opción para los niños?

MÉXICO.- En los últimos años, ha habido un resurgimiento del interés por las caricaturas de los años 90 entre algunos padres, quienes prefieren que sus hijos vean estos programas en lugar de las caricaturas más recientes. aa

La razón principal detrás de esta tendencia es la preocupación de que las caricaturas modernas sean demasiado ruidosas, rápidas y sobreestimulantes. ¿Qué tan válido es este temor? Y, más importante aún, ¿realmente hay beneficios en volver a los clásicos animados de los 90?

El ritmo de las caricaturas modernas

Muchas caricaturas actuales, como Cocomelon, son conocidas por su ritmo extremadamente rápido. Los cambios de escena ocurren cada pocos segundos, y los colores brillantes, junto con la música constante, crean un entorno altamente estimulante. Si bien esto puede ser entretenido para los niños, algunos expertos han advertido sobre el riesgo de que este tipo de contenido afecte la capacidad de concentración y aprendizaje a largo plazo.

CoComelon

Un estudio publicado por la American Academy of Pediatrics encontró que los niños expuestos a contenidos de ritmo acelerado tenían una menor capacidad de atención inmediatamente después de ver estos programas.

Por otro lado, las caricaturas más antiguas, como Ositos Voladores, presentaban cambios de escena mucho menos frecuentes y permitían que los niños procesaran la información de manera más natural.

Little Bear (1995)

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¿Qué pasa en el cerebro infantil?

Las investigaciones han demostrado que la exposición a estímulos rápidos y constantes puede sobrecargar el cerebro de los niños pequeños, lo que podría traducirse en una mayor irritabilidad, falta de concentración e incluso problemas de comportamiento.

Este tipo de sobrecarga sensorial podría interferir en la capacidad de los niños para concentrarse en tareas más simples y prolongadas, como leer o jugar sin dispositivos electrónicos.

En cambio, las caricaturas de los años 90 tienden a tener tramas más sencillas y un ritmo más lento. Programas como Blue’s Clues o Arthur no solo fomentaban la imaginación, sino que también permitían a los niños interactuar con los personajes, siguiendo el desarrollo de las historias sin tanta prisa. Esto favorece la retención de información y promueve el desarrollo de habilidades como la resolución de problemas.

Blue’s Clues

¿Qué dicen los expertos?

Si bien no todos los programas modernos son negativos, varios estudios sugieren que un exceso de contenido sobreestimulante puede afectar el desarrollo cognitivo y emocional de los niños​.

Sin embargo, los expertos también subrayan que no es necesario eliminar por completo las caricaturas modernas. El verdadero desafío para los padres es encontrar un equilibrio saludable entre entretenimiento y aprendizaje. Según Dimitri Christakis, un investigador del desarrollo infantil, lo ideal es que los niños pequeños vean programas que fomenten su participación activa y que les ofrezcan oportunidades para pensar y reflexionar​.

Los Picapiedra también es una caricatura de finales de los ochenta que es la preferida de algunos padres por el trazo en sus dibujos.

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¿Qué podemos hacer como padres?

La solución no necesariamente radica en evitar por completo las caricaturas modernas, sino en moderar el tiempo que los niños pasan frente a ellas. Optar por programas con un ritmo más pausado y un contenido que promueva habilidades emocionales, como Sesame Street o Bluey, puede ser una gran alternativa.

Al mismo tiempo, es fundamental que los padres establezcan límites de tiempo frente a las pantallas y fomenten actividades fuera del ámbito digital, como el juego físico y la interacción social.

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